1 de julio de 2010

AVISO A TODOS LOS COMPAÑEROS DE SUBESTACIONES

A TODOS LOS COMPAÑEROS DE SUBESTACIONES SE LES CONVOCA A LA MARCHA ESTE JUEVES 01-JULIO-10 A LAS 15:30hrs EN LA GLORIETA DE LA PALMA DE LADO DONDE ESTA LA BOLSA DE VALORES ES NECESARIO ASISTIR TODOS POR FAVOR PASA LA VOZ.

28 de junio de 2010

TESTIMONIOS DE VIDA Y DIGNIDAD EN EL SME

Una huelga de hambre es un método de lucha extremo. Pone en riesgo la vida de quienes la llevan a cabo. Es el caso de Cayetano, que está cumpliendo 60 días en el campamento del SME en el zócalo de la ciudad de México.
El impacto social del dolor es difícil medirlo, sobre todo cuando no hay estadística que pueda calcular los sentimientos. Pero hay otras formas de saberlo. La forma en que responden los diferentes sectores de la población. El coraje, la indignación, la rabia, cuando se expresan de manera colectiva, cuestionan seriamente el poder establecido de los inconmovibles funcionarios gubernamentales.
Es un llamado moral a la conciencia de la población y una denuncia ética del abuso de poder. Es un testimonio de la lucha por la dignidad humana y de los límites de la resistencia física humana.
La muerte, tantas veces presente en la sociedad mexicana no es un proceso natural como debiera ser desde el punto de vista fisiológico, sobre todo cuando se arranca sin conmiseración por policías y militares, por sicarios y paramilitares, por quienes terminan arrastrados en la espiral de violencia que destruye tejido social, vínculos afectivos, sensibilidades humanas. Esta huelga de hambre ronda en los límites de la resistencia. Y quienes la han llevado a cabo saben de qué se trata.
Cuauhtemoc Serrato Salinas, duró 35 días en huelga de hambre del 27 de abril al 31 de mayo: “Entré con la idea de expresarme con claridad sobre la realidad de lo que pasó a miles de electricistas al quedarnos sin empleo de un día para otro.
Molesto por los ataques mediáticos, para exigirles que digan la verdad, es un derecho. Me angustié por la represión a mis compañeros a manos de la PFP. Lloramos de rabia. Grité lo que pude. Me tuvieron que calmar.
Es terrible ver las agresiones policíacas con saña a trabajadores pacíficos. Impotencia que solo se supera por la solidaridad. No nos han quebrado.”
Omar Bahena Ortega, con 40 días en huelga de hambre, del 27 de abril al 5 de junio: “tuve entusiasmo al principio por lograr una solución rápida, para superar la incertidumbre de la falta de empleo. Es una angustia. Al paso de los días se ve que no tienen voluntad para solucionar. La SCJN está dando los fallos en contra de la justicia. A los ministros no les importa la huelga de hambre. Hemos sufrido toda clase de agresiones. Al grado de ofrecernos pizzas en oferta provocándonos para desacreditar nuestro sacrificio. Nos arrojan canicas “bombachas” los guardias presidenciales en las noches. Bajé 14 kilos. Llega el momento en que todo te duele, hasta las encías”.
Dicen que el compañero Cayetano está en peligro. ¿Quieren muertos? Caerá como maldición contra este gobierno corrupto, autista, dictatorial, rey de los impuestos, enemigo del pueblo.
“Fui a la SCJN a una audiencia en silla de ruedas. Me desmayé. No nos dejaban entrar. Recibieron a Martín Esparza. Tienen la oportunidad de reivindicarse, lo harán? No hay confianza en el gobierno. Los casos de la guardería ABC y mineros lo muestra. Atenco está a la puerta.
Si la SCJN cierra la puerta, vendrá una época muy mala para el país” dice Cuauhtémoc y recuerda que otros compañeros del SME División Cuernavaca también soportaron este ayuno prolongado: Omar Mora Cortéz, 50 días, Arnulfo Cisneros Reza, 39 días, Pedro Campos Ramírez, 19 días, Erasto Neri Quiroz, 30 días, Gerardo del Canto Pérez, 45 días.
“Además de los 44 mil trabajadores, son 2 mil socios comisionados del sindicato quienes han sido afectados. Miles de familias dependían del consumo de los trabajadores del SME.
Han cerrado negocios, cambiado de actividad los que vendían jugos, tacos, zapatos, ropa, y eso muestra la fragilidad de los changarros que nos ofrecen a cambio de aceptar la liquidación” dicen con tristeza quienes laboraron 24 años en agencias foráneas y 8 años en el sub comité sindical, como Cuauhtémoc y 4 años en el taller mecánico automotriz, como Omar.
“Engañaron a muchos de los liquidados. CFE no contrata despedidos de Luz y Fuerza. Calderón miente. Ahora nos quieren quitar nuestras casas adquiridas a crédito por 15 años. Nos hostigan, persiguen, como si fuéramos criminales: ¡somos trabajadores, no narcos!”.
Mencionan a las mujeres embarazadas que quedaron sin asistencia médica al ser despedidas, a los que les amputaron un brazo por el estallido de un transformador, la falta de reconocimiento al trabajo especializado de alto riesgo, como el de los linieros de línea viva: “y así nos quieren quitar pensiones y jubilaciones que devengamos con el trabajo de alto riesgo para nuestras vida”, señalan al comparar salarios de 5 mil pesos contra los 260 mil de los funcionarios.
Es verdad, concluyen, “necesitamos un gobierno del pueblo para el pueblo”.

LA JORNADA

La resistencia le ha enseñado a valorar al sindicato; rara vez acudía a la base

Sólo muerto o para ir a trabajar dejaré la lucha: ayunante Miguel Ángel Pérez

Cumplen trabajadores de Luz y Fuerza 60 días en huelga de hambre en el Zócalo


De aquí me sacan con las patas por delante o caminando a mi trabajo, dice Miguel Ángel Pérez, coordinador de cuadrilla (sobrestante) de cables subterráneos, quien ayer cumplió 60 días en huelga de hambre, a pesar de que en sus 22 años de antigüedad en Luz y Fuerza del Centro (LFC) rara vez se acercaba por el sindicato.

“A diferencia de mi hermano, que era representante y a quien nada más le faltaba un mes para jubilarse, yo no era político. Es más, ni siquiera conocía físicamente a mis líderes, mucho menos sabía quién era el prosecre- tario de tal o cual cosa; francamente iba al sindicato por obligación, a votar, y de repente a las asambleas. No era como otros compañeros que ven al dirigente y hasta se pelean por ir a saludarlo. Yo estaba muy a parte. La verdad, no me sabía ni la historia del SME.

¿Que dónde estaba el 10 de octubre de 2009? (noche en que la Policía Federal tomó LFC, unas horas antes de publicarse el decreto presidencial de extinción de este organismo).

¡Pues viendo el futbol! Soy aficionado de corazón! Ahorita me levanté nada más para ir a ver el partido de Estados Unidos contra Ghana”, cuenta Miguel, acostado en el catre en el que ha dormido los últimos dos meses, en el plantón que instaló el Sindicato Mexicano de Electricistas (SME) en el Zócalo capitalino.

De los 44 mil trabajadores que integraban la plantilla de Luz y Fuerza del Centro, 17 mil 300 mantienen la resistencia.

La Plaza de la Constitución alberga desde hace 63 días la protesta de los electricistas y, desde el 11 de junio pasado, también a las megapantallas para la transmisión de los partidos del Mundial de futbol.

Son las cuatro de la tarde y las pantallas fueron apagadas momentáneamente para dar paso a la actuación de un grupo musical. Los decibeles son muchos; las lonas y los catres vibran.

El albazo

Nunca me imaginé estar en esto, relata Miguel Ángel Pérez. Hace poco más de ocho meses, el 10 de octubre, en punto de las once de la noche, recibí un mensaje al celular que todavía guardo: ‘Todos al SME. El gobierno tomó las instalaciones. Pasa el mensaje’.

“En los días posteriores, mi cabeza daba vueltas. A veces me levantaba de madrugada totalmente decidido a firmarles el finiquito pero luego me arrepentía y así una y otra vez. Fue hasta que mi compañero Jhonatan (también de cables subterráneos y en huelga de hambre) me dijo: ‘no guey, aguantemos, no te liquides. Lo que nos hizo el gobierno fue una injusticia’”.

Foto
Integrantes del SME reciben terapiaFoto Roberto García Ortiz

Ahora, después de 60 días de consumir sólo agua, miel y suero, Miguel Ángel ha perdido muchos kilos. No sabe cuántos, quizá 15 o 20, pero se niega a pesarse porque, dice Miguel Ángel, me traumo.

“Ya le ha agarrado cariño al SME porque me di cuenta que, como dicen por ahí, mi sindicato me dio casa, vestido y sustento; además un empleo estable, digno, que me permitió seguir en capacitación y hasta tener un hobbie(entrenador profesional de perros).

Ahora mi convicción es muy firme. Vale la pena estar aquí no sólo para conmover a los ministros o al gobierno sino para defender al pueblo, a los otros sindicatos que les quieren dar en la torre.

Mientras, en el mismo campamento, otros diez electricistas que se incorporaron a la protesta hace nueve días, apenas se van acostumbrando a no comer, a bañarse en instalaciones improvisadas en pleno Zócalo y a batallar con los moscos. Ya dejamos el coraje, el miedo y la frustración. Ahora tenemos calma y nos preparamos para lo que venga, expresa Fernando Martínez, uno de los nuevos huelguistas.

Atrás, está el ingeniero Cayetano, ahora con 63 días en ayuno. Un día más de quien, como los otros 23, tiene una historia qué contar. En la entrada del campamento hay una manta con la imagen de este profesor de ingeniería en el IPN y un artista ya le ha compuesto una canción en sólo un momento.

Desde hace cuatro días no ha salido al hospital ningún huelguista; ahí sigue Hugo Vargas, con la foto de su hijo de prescolar a un lado, y Carlos Godínez, operador de líneas aéreas, por mencionar algunos que –a diferencia de la antigua apatía de Miguel Ángel– siempre han sabido la historia sindical y hasta la de los respectivos departamentos, desde que eran, por ejemplo, parte de la Mexican Light and Power.

Por lo menos hasta la noche del sábado no habían llamado de nueva cuenta a la ambulancia. Se encuentran estables, informó el doctor José Luis Valverde, quien es, a la vez, otro de los 17 mil 300 en resistencia. Este especialista con posgrado en medicina del trabajo integraba parte de la Subgerencia de Seguridad e Higiene de Luz y Fuerza.

Por la miel se mantienen lúcidos. Las neuronas se alimentan principalmente de glucosa; sabemos que una depresión puede derivar incluso en un paro cardiaco, pero no hay literatura médica acerca de cuánto tiempo resiste el cuerpo si tiene detrás espíritu de lucha.